Llamamos zonas de playas a partir de la piedra de coronación de la piscina. Cuando queremos pavimentar los alrededores de la piscina, debemos tener en cuenta unas determinadas condiciones, por lo general, la mayoría que encontramos en el mercado ya las reúnen, pero vamos a recordarlas:
- Deben tener una excelente resistencia al desgaste, a las dilataciones y a los golpes.
- Antideslizante y resistente a los agentes atmosféricos y químicos.
- Que resulten cómodos al caminar.
- Buen drenaje superficial.
- Que soporten bien los cambios de temperatura.
- Que permanezcan inalterable al paso del tiempo.
- Que se limpie fácilmente.
La playa es el espacio previo al agua, y cumple una función básica, pues es por donde caminamos con los pies descalzos y húmedos y tomamos el sol. Por lo que seremos muy cuidadosos a la hora del diseño y del tipo de material que elijamos, pues va ha influir, tanto en nuestro confort como en la estética de la piscina. Entre los más habituales son: el césped, la madera, las baldosas…
El gres sería un buen material para la zona de playa, ya que es un pavimento cerámico esmaltado, compuesto por una pasta de cerámica blanca o roja sobre la que se realiza el diseño, y están especialmente tratados para resistir las inclemencias del tiempo.
Otra opción son las losas de barro cocido, a las que se le aplica un tratamiento para aumentar su impermeabilidad, debido a la porosidad del barro.
El hormigón impreso también es otra alternativa, ofrecen una gran variedad de modelos, con lo cual se puede adaptar a cualquier tipo de estética, ya sea rustico o minimalista, el estilo de nuestra casa.
La madera es sin lugar a dudas un elemento muy decorativo. Las maderas más utilizadas son: la teca, el iroko, el ipe, el balau, merbau, el pino etc.. Su ventaja, es su excelente integración ambiental y su combinación con otros elementos como la piedra, cerámica… y su desventaja es el mantenimiento.