Acer palmatum es una especie de árbol o arbusto caducifolio nativo de Japón y Corea del Sur. Su tamaño limitado permite su cultivo en macetas. En condiciones ideales y cultivada en el suelo, puede alcanzar entre 6 y 10 metros de altura. Si la plantamos en maceta, lógicamente su crecimiento será mucho menor. Es un arbusto muy decorativo, ya que sus hojas adquieren un bonito color rojizo en otoño.
Lo puedes encontrar en Agrocomercial y Jardín San Antonio, en Ex Ruta 5 Sur Km. 93, Los Lirios, comuna de Requínoa.
7 CUIDADO DE LA PALMA JAPONESA
Aunque su nombre pueda hacernos creer que se trata de una planta exclusivamente japonesa, no es así: también se puede encontrar en sus estado natural en Corea. Tanto en un territorio como en otro, crece con un denominador común: en las montañas. Un detalle que ya nos da una idea de cómo se puede cuidar Acer Palmatum en cuanto a necesidades de temperatura e incluso de luz.
Aparte de esto, hay un detalle más importante a considerar. El arce palmero japonés no es un árbol grande. Incluso plantada directamente en el suelo, no suele superar los seis metros de altura. Un tamaño que compensa con creces la forma de su frasco plumoso y redondeado. Probablemente por este detalle de su morfología sea uno de los árboles más cultivados en el mundo del bonsái.
Riego del arce japonés
La frecuencia de riego del arce japonés dependerá de dónde lo hayamos plantado. Evidentemente, si está en maceta, la frecuencia de riego será mayor, en cambio, si nuestro arce japonés está en un jardín, la frecuencia de riego será menor.
Generalmente, en este último caso, dos o tres veces por semana serán suficientes. Aunque podemos llegar 5 veces por semana durante las temporadas más calurosas.
Ubicación
Debes colocar el arce japonés en un lugar donde no reciba la luz solar directa. Algunas variedades, como Seiryu u Osakazuki, toleran solo un poco de luz solar directa, pero no debes arriesgarte. La zona donde la coloques debe ser luminosa, pero los rayos del sol nunca deben incidir directamente sobre las hojas.
Los arces japoneses que se mantienen en maceta necesitan ser trasplantados cada dos años, especialmente si tienen un sustrato poroso o viven en un clima adecuado para ellos.